Los
huertos de la Fuente Grande.
Seguramente los huertos nacieron con la fuente.
De tiempo inmemorial. Muchas han sido las gentes que a su alrededor se han
establecido a lo largo de los tiempos.
Donde hay manantial hay vida. Y la
Fuente Grande es un manantial importante. Nunca se ha secado.
Las primeras referencias de la
Grande y por ende de sus huertos, nos lo cuenta la fuente misma. En su muro sur
aparece el triple escudo con las armas de los Figueroa-Manuel, de Don Lorenzo y
Señora, I condes de Feria. Escudo de Don Gómez, hijo de ellos. Luego podemos
datarla entre 1448 y 1464. Éste último, en el que se termina el Castillo.
Sin embargo, no podemos decir lo mismo de los
huertos. No hay ningún resto o documento que nos hable de ellos y sus
propietarios hasta finales de siglo XVII.
Hasta donde conocemos, siempre ha habido
3 huertos que aprovecharan las aguas sobrantes de esta fuente. Seguramente en algunas
épocas, sobre todo el más grande, haya estado repartido entre varios hortelanos
con un contrato de aparcería. “Al tercio” como manda la costumbre en Nogales.
Seguramente, venga también de tiempo
inmemorial, la costumbre, normalizada por el tiempo, del reparto del agua entre
los tres. Según ha llegado a nuestros tiempos, el huerto Grande tiene derecho al
agua sobrante, todos los días, de las 8:00 a 20:00. Y los otros dos, en noches
alternas de las 20:00 h de un día a las 8:00 del día siguiente. Turnos que hasta
ahora no hemos podido encontrar en ninguna documentación.
1.-
HUERTO CHICO.
(Más conocido por el de Felisina)
Un huerto que en 300 años pasa de los
Lozano a los Torres, para terminar en Ramírez. Y actualmente de un García,
Ricardo.
Fue por 1660, que se casaron
Bartolomé Román Delgado y María González “La Bolsica”. Tuvieron varios hijos.
Entre ellos, a Bartolomé Román Delgado“el Mozo”. Y después vendrían Clara (1668)
e Isabel (1671) Pérez Román. (Aún no existía norma de cómo se tenían que
ordenar los apellidos)
Bartolomé “el Mozo” casó con
Francisca Rodríguez en los años 80 del 1600, y tuvieron entre otros hijos a dos
niñas, Catalina de Salas y María González. Casadas, la primera con Cayetano de
Torres Fonseca, y la 2ª con Juan Lozano Muñoz, de Salvaleón. Todos vivían entre
las calles Iglesia y la Callita.
En 1736, las dos hermanas
solteras,
Clara e Isabel, mueren el mismo día, con una hora de diferencia. No
sabemos si de intoxicación. En sus testamentos, dejaron una serie de bienes a
sus herederos, entre los que estaban, varias casas (una en Salvatierra), cercados,
un molino (San Juan), olivares y un huerto. Siempre con la obligación para sus
herederos de que con sus rentas les dijeran misas a perpetuidad, por lo que no
podían enajenarlos. Era lo que legalmente se llamaban “Vínculos” (Obligaciones).
Una carga o gravamen sobre bienes.
En 1748, los hermanos Pedro y
Bartolomé Lozano constituyen ante notario las dos fundaciones que ordenaron cada
una de las hermanas Pérez Román, sus tías abuelas, repartiendo los bienes en dos
“vínculos”: El de Clara para Bartolomé y el de Isabel para Pedro, el cura. El huerto Chico, de 3 celemines (un 1/4 de fanega), cayó entre los que dejaba Isabel a su sobrino nieto el cura D. Pedro Lozano. Lindaba entonces, según escrituras, por el sur con la Fuente Grande, norte huerto de Maria González la Torita, y otro del notario Alonso Mexía Gata.
A la muerte de D. Pedro Lozano, en 1779, pasa su vínculo a su sobrino D. Cayetano Lozano Torres, también cura.
El 27 de sept de 1821, el Gobierno del “Trienio Liberal”, aprueba una ley por la que se podía vender o donar la mitad de los bienes que pertenecieran a este tipo de fundaciones (vínculos). Dejando la otra mitad para quien le correspondiera por el orden de sucesión que hubiera establecido el fundador o fundadora.
En este caso, Don Cayetano hace dos partes del suyo. La parte en la que estaba el huerto se la deja a su muerte a su primo Juan de Torres. Y Siempre con la carga de unas misas al año por su antepasada Isabel. En 1822 muere Don Cayetano, pasando su mitad del vínculo a su primo Juan de Torres Fonseca.
En 1823 vuelve Fernando VII y deroga todas las leyes del gobierno “revolucionario”, declarando nulas todas las ventas y donaciones que se hubieran hecho de bienes de los vínculos. Por lo que Juan de Dios Lozano (otro primo cura de don Cayetano) reclama el vínculo para sí, por ser su sucesor en el orden que mandaron las hermanas Clara e Isabel Pérez Román, y pide a Juan de Torres que deje la posesión de lo recibido en testamento, entre ello, el huerto chico. 1825. Juan de Torres contesta a la demanda del cura Juan de Dios Lozano, diciéndole que no piensa abandonar el huerto, a no ser que le pague el coste de las hortalizas que allí sembró.
Lo cierto es que en 1833 muere Fernando VII, y se vuelven de nuevo las tornas, dándose por buenas las leyes del Trienio Liberal. por lo que suponemos que pasaría de nuevo la propiedad de aquella mitad a los Torres. Más concretamente, a la hija de Juan Torres, Francisca Torres Torres.  |
| Casa de Francisca Torres Torres |
1850. El marido de Francisca, Alonso Torres, pide que se abra el archivo y se compruebe el expediente de la separación de los bienes que se hizo en 1821. Suponemos que la cosa de la devolución del huerto u otros bienes no estaba nada clara.
En 1870, los tres dueños de los bienes de los 2 vínculos: el médico Juan Antonio Dguez Aveo, Mateo Dguez y Fca. Torres Torres inician un expediente, por medio del cura D. Santiago Bernáldez, para pedir al obispado que le rebaje la carga de misas. Salían muy caras por tener que venir a decirlas un sacerdote de fuera. En el Obispado se lían con los reales y ducados, y resultan las misas aún más caras, por lo que ni contestan al Provisor del Obispado.
A finales de 1870, muere Francisca, y en la partición de su herencia en 1873, hereda el huerto su hija Bernardina. Mujer de Romualdo Ramírez Martín. Quienes en 1878 levantan definitivamente las cargas de misas de los bienes del vínculo. Por el huerto pagan 500 reales, quedando libre de misas.
1899. Muere Bernardina. Y al año siguiente Romualdo, heredando el huerto su hijo Juan José Ramírez Torres.
1922. Fallece Juan José y al año siguiente Estrella, su mujer, quedando huérfanos sus hijos, todos menores. Por lo que existe un periodo en el que el huerto pertenece a todos lo hijos proindiviso.
1931. Al casarse Estrella, se hace la partición entre los hermanos, adjudicándose el huerto Felisa Ramírez Torres.
2012- Muere Felisa, y pasa el huerto a sus herederos, Quienes un año más tarde lo venden a Carmen Corrales García y Ricardo García Ladera.
2.- HUERTO GRANDE (Más conocido por el de Afonso)
Tiene el huerto Grande una superficie de poco más de una fanega, dividida en varias tablas según niveles. Posee desde antiguo 3 albercas para regar las distintas tablas. En tiempos recientes se construyó una piscina. Ha tenido siempre una casa para hortelano, ampliada con posterioridad.
1724.- En una copia sacada de un libro de fábrica (cuentas de la Parroquía), nos aparece como lindero de un olivar que también linda con la fuente Grande, un huerto de un tal Josef Martín Delgado. Lo que no sabemos si lo tenía en propiedad, pues dice que solo lo posee. Puede que fuera arrendatario o aparcero.
1748.- Pero la primera referencia clara que tenemos de él, es en la escritura de fundación del vínculo de las hermanas Pérez Román. Aparece el huerto grande como lindero por el norte, y cuya propietaria era María González "La Torita", quizás viuda ya del Joséf Martín que aparece en el libro de fábrica de 1724.
1779. Después, en el testamento del cura D.Pedro Lozano hace mención a una fundación que creó María “La Torita” (de Toro), y de la cual dejó como administrador a D. Pedro. El fin de la fundación era la compra de una lámpara de plata del tamaño que otra que había en la iglesia alumbrando el Santísimo. Para financiarla, una vez muerto su heredero y sobrino Cristóbal Martín Toro, el huerto debía arrendarse hasta que hubiera suficiente dinero para la compra.
Fueron los Martín una familia muy antigua en Nogales. No descartamos que descendieran de uno de los tres primeros pobladores de Nogales en 1448. De Alfón Martín de Escoba. Estos Martín, tuvieron la huerta de los Álamos hasta que se la vendió Cristóbal al cura Don Pedro Lozano en 1754.
Cristóbal Martín, creemos que moriría sobre 1770, y que a nosotros nos conste, murió Don Pedro y aún no se había recogido suficiente dinero para comprar la luminaria. El cura arrendó el huerto primero por 4 años a Vitorio de Torres, y después a Juan Fernández, quien llevaba 1 año. Y por lo que vemos el Vitorio se retrasaba un poco en los pagos.
1785. Siguiendo la historia, y suponiendo que la lámpara se terminara comprando, el huerto quedó libre del arrendamiento para uso y disfrute de su propietario, que no fue otro que José Martín Galeas, el hijo de Cristóbal. (Galeas es apellido originario de Almendral, aunque llevaba ya tiempo en Nogales unido al Martín). José estaba casado con María Pascual Ramírez.
1793.- Este matrimonio, ya lo hemos publicado, hipotecó el huerto en 15.000 reales para garantizar el arrendamiento de los diezmos para la Iglesia. Vivían en la calle de la Iglesia 4, y tenían 3 hijas: Josefa, Isabel y María. A la muerte de sus padres, principios del siglo XIX, éstas dos últimas compartieron una serie de propiedades, entre las que se encontraba el huerto.
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| Casa de María Martín y José Ramírez |
1810.- Isabel casa con José Ramírez Domínguez, natural de Salvatierra, y en su escritura de dote, aparece la mitad del huerto que le pertenecía. La otra mitad era de su hermana María que estaba casada con Francisco Caballo. A José e Isabel le vivieron 3 hijos: Juan José, Romualdo y Tomás. 1861.- Muere Isabel Martín, y hereda el huerto su hijo mayor, Juan José. Quien lo tiene hasta su muerte en 1881.
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| Casa de Tomás |
1881.- Soltero y sin descendencia Juan José, sus bienes (Casa, Majá Blanca y huerto) se los reparten sus 2 hermanos. Tocándole el huerto a Tomás, casado con Amalia Fernández Fernández, una pariente de Alconera. 1897.- Fallece Tomás, y el huerto lo van heredando
sucesivamente sus tres hijos. Primero Carolina que muere en 1917, después María Josefa en el 20, para terminar en Antonio. Todos solteros y sin descendencia conocida.
1934.- Muere Antonio. En la escritura de partición de la herencia de Antonio, muerto ese año, el huerto se lo adjudican a Felisa Ramírez Torres, propietaria también en ese momento del huerto Chico. Aunque seguramente ya estuviera vendido en documento privado a D. Juan Oliva Naharro, casado con Doña Juliana Soto y Rey. 1955.- Juan Oliva muere y le suceden sus 4 hijos: Hipólito, Mª Josefa, Juan y Sebastián, teniendo el usufructo la viuda. Sería por esta época cuando señá Dolores la de los "altamuces" los llevaba a las albercas a endulzar.
1974.- Los 4 hijos lo venden a Alfonso García y Piedad Ladera.
2023.- En la actualidad es propietaria su hija María del Carmen.
Aunque la parcela que lo contiene es la de mayor tamaño, poco más de una hectárea, la superficie dedicada a huerta viene a ser 2 celemines, unos 1.000 m2. Tiene una alberca (más conocida por La Romana), y una casa construida en los años 70.  |
| Casacalle la Callita 5 y árbol de los Mexía |
1748.- Lo nombran en la constitución de la fundación del “vínculo” de misas de las hermanas Pérez Román, como lindero con el huerto Chico. Al poniente, “huerto de los herederos de Alonso Mexía Gata...” Precisamente el notario ante el que hicieron los testamentos las hermanas.
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Al fondo, la casa del huerto de Nina
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1821.- Hasta este año, no encontramos referencia alguna de la propiedad del huerto. En este año, el cura D. Cayetano Lozano decide dividir los bienes de su vínculo para vender algunos, Y aparece como propietario o arrendatario del huerto lindante (el de Nina), un tal Juan Martín, posiblemente de 2º apellido Galeas, y tío o pariente de las propietarias del huerto Grande, las hermanas María e Isabel Martín.
1835.-Llega un párroco nuevo, D. Juan López Nieto, natural de la Parra, quien para 1852 tenía ya un patrimonio considerable. Pronto se va de la casa curato y compra la casa nº 7 de la calle San Cristóbal. Adquiere tierras de labor, entre las que se encontraba el huerto de Nina, y hace una buena cabaña ganadera. |
| Casa de D. Juan López Nieto |
1861.- Muere D. Juan, dejando muchas deudas. En primer lugar, en las cuentas de la iglesia debía más de 5.000 rrs. Otros 2.160 por no haber llevado a cabo una obras en la casa curato durante su estancia. Deja a deber también prestamos que le habían hecho varios vecinos, como Trinidad Gamonal y Juan José Ramírez. El huerto lo tenía arrendado por 300 reales al año.
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| Casa de Francisca T, |
Como sus herederos renuncian a la herencia, al final, sus bienes se venden judicialmente. Comprando el huerto Francisca Torres Torres.
1865.- Francisca compra el huerto, y en ese momento es la propietaria de este huerto y del Chico que había heredado de su padre. El de Nina se lo arrienda al forastero Juan María Iglesias.
1870.- Muere Francisca, y aunque en la escritura de partición de su herencia no aparece, pasa a su hijo Cayetano. A éste le sucede en el huerto su hijo Nicasio Torres Ramírez,
1922.- A la muerte de Nicasio pasa a su hijo Vianor, que casa en agosto del 17 con su prima Mª Josefa Torres. Tendrían un varón, Nicasio, y tres hija: Rita Elisa y Bernardina “Nina”. |
Casa de la plaza. La viuda Mª Josefa, 1929, con sus 4 hijos (Nina en brazos) A la izquierda, Nina con las 3 sobrinas propietarias actualmente del huerto. |
1928. Muere Vianor con 43 años, al poco tiempo de haberse trasladado a la casa de la Plaza.
Poco después de la Guerra mueren Rita y su madre, M.ª Josefa, adjudicándose el huerto la pequeña, “Nina”.
En la actualidad, pertenece a las tres hijas de su hermano Nicasio.
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| Canasto de señó Juan el del Huerto |
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| 1974 escritura de compra |
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