I.- Huerta de Los Álamos (1700-2025)
Se encuentra situada en el baldío (que no se labra) de Los Llanos. En el valle que forma el regato que baja de la Mina de Monsalud, antiguo Valdelucas, en el asiento de la Oliva. Al sur de lo que antiguamente se llamó Las Andas y después La Brígida. Sé que algunos de estos nombres, como nosotros, no los habréis escuchado nunca. En el siglo XVIII, Don Pedro Lozano en su testamento, la describe así: “… a el sitio de Las Andas, toda murada y con su casa dentro de ella; con tierra de legumbres, poblada de muchos árboles frutales, con agua de pie, con alameda de álamos blancos y con treinta plantones de olivos”.
Está situada en una zona que ha sido poblada desde la prehistoria. En sus alrededores se han descubierto multitud de tumbas de pueblos primitivos.
Es huerta que se riega con “agua de pie”, de manantial. De un manantial que, como veremos, en un principio no se encontraba dentro de la huerta.
En cuanto a la propiedad de la tierra, era una “heredad”, que quiere decir que se podía heredar y vender libremente, pues no era terreno del Duque. Dice en la escritura Cristóbal Martín “… una huerta que tengo por mía propia en virtud de justo título y me tocó por fin y muerte de mis padres…” En Nogales, en el XVIII, solo había unas 30 o 40 fanegas que no fueran del Duque o del pueblo.
1590. “Venta que Alonso Marín y Juana Domínguez, su mujer, otorgaron a favor del duque de Feria, de una huerta alameda en término de la villa de Nogales llamada de matasanos, bajo ciertos linderos. Están los instrumentos de pertenencia”
Esta es una referencia del archivo de la casa ducal de Medinaceli. Solo con esa descripción que hace del documento no podemos saber con seguridad si se refiere a la huerta de los Álamos a la de Las Moreras.
Por lo de “Alameda”, podía referirse a ésta. Y por lo de “Matasanos” a la de Las Moreras, en San Juan. Nos inclinamos más porque fuera esta última. El ducado, por las normas del Mayorazgo, vender, lo que se dice vender, no podía. Si acaso darlo en arrendamiento perpetuo a cambio de una renta o pensión (Censo)
El caso es que en algún momento del siglo XVII, un tal Alonso Bootello, (clérigo de Barcarrota) adquiere la huerta y la incluye entre los bienes que deja para su capellanía. En 1637, encontramos a Don Alonso viviendo en la calle Mesones de Barcarrota, y hace un donativo de 88 reales para ayudar a la situación económica por la que estaba pasando España. (Mira Caballos)
1701.- D. Andrés Bootello de San Juan, vecino de Barcarrota, y sucesor de Don Alonso, la vende a María de Toro, viuda de Cristóbal Martín. Con la obligación de liberarla de una renta de 3 ducados y medio que cada año tenía que pagar su poseedor a una fundación (Capellanía) que el Alonso dejó para que le dijeran misas por su alma.
| Nota original de 1754 |
1712.- Como hemos dicho, el manantial o fuente que daba agua a la huerta no estaba en principio dentro de ella. Lo que dio pie a que el colindante por abajo, Lorenzo Marín (o Martín) Mangas, quisiera también servirse de las aguas para regar su cercado, construyendo al efecto una alberca.
Como es natural, Cristóbal Martín Toro, hijo de Cristóbal y María de Toro, propietario en aquel momento, inicia un pleito ante el alcalde, Andrés Martín Cañamero y el “personero” Esteban Diosdado. El juicio se resuelve a favor de Cristóbal por no haber agua suficiente para los dos, y ser esta huerta la que más tiempo venía utilizando el agua. Es más, la sentencia declara “...pertenecer a dicha heredad de huerta toda el agua y dicha fuente”. Se reconoce que la fuente es parte de la huerta, aunque esté fuera de ella.
1724.- Este año, ante notario eclesiástico, Cristóbal hace un reconocimiento de la obligación que su madre dejó en testamento para quien fuera el propietario de la huerta. La obligación consistía en pagar 6 reales al año a la Colecturía de Misas Perpetuas (cofradía de Ánimas Benditas del Purgatorio)
1754.- Cristóbal vende la huerta al cura Don Pedro Lozano por 2.530 reales, y con la carga de pagar los 6 reales para misas de Ánimas. Don Pedro también se compromete a pagar los 6 reales.(Al final iban a ser para él…)
| 1754 Comienzo escritura de venta |
En escritura de venta, Cristóbal la describe como “… una huerta que tengo por mía propia en virtud de justo título y me tocó por fin y muerte de mis padres, que está en el término de dicha villa de Nogales. Cercada, con arboleda, alameda y su casa dentro de ella. Que linda y está al sitio que llaman del asiento de la Oliva en el baldío de dicha villa, y por la parte de abajo con cercado de los menores de Lorenzo Mangas, y con asiento que llaman Las Andas, con fuente de pie…”
| Pudiera ser Don Pedro |
1779.- En su testamento, Don Pedro Lozano instituye una fundación con la mayor parte de su patrimonio: molino del puente, su casa en la calle de la Iglesia, cercados, olivares y la huerta de los Álamos. Y se lo deja a su sobrino, también cura, Juan Carlos Guisado Lozano, con la obligación de que se le digan una serie de misas al año a perpetuidad. Obligación que comprometía a todos lo que se fueran sucediendo en esos bienes.
1800. No sabemos exactamente cuando murió Juan Carlos, el cura. Pero suponemos que a su muerte le sucedió su hermana M.ª Dolores, después de algún pleito con su otra hermana Catalina. M.ª Dolores estaba casada con el hidalgo D. Fco. Mexia de Salas, con quien tuvo 5 hijos. De entre ellos, Toribio que heredó la huerta.
1850.- A Toribio le sucedió su única hija María Dolores que estaba casada con el comerciante porrinero Alonso Domínguez Martín. Tuvieron 2 hijas, Remedios y Matilde, y un hijo médico, Emilio, que vivió y ejerció en La Torre, en donde compró la finca Solís. Es precisamente él quien hereda la huerta en el penúltimo decenio del siglo XIX.
1910.- Muere Emilio en La Torre, soltero y sin descendencia que sepamos, volviendo el capital a sus dos hermanas casadas en Nogales. Remedios, con el médico D. José Domínguez, y Matilde, con Alonso Torres Martín, de Salvaleón y padres de Don José Ramón.
La huerta cae en la familia de Remedios, pasando a su hijo José David, hermano de Doña Mª Josefa, mujer de Don Jacinto Jarones
1945.- Llega de Salvaleón a vivir en la huerta, Pedro Chamorro Marín, su mujer Isabel Cuenda Rocha, y sus 3 hijas mayores. No sabemos si en un principio la arriendan y la compran más tarde; o la compran desde un primer momento. Sus hijas seguro que lo saben.
Este matrimonio vino a vivir al pueblo en los años 60 en la calle Virgen de Guadalupe. Sus hijas, que viven en Badajoz, siguen siendo las actuales propietarias de esta bonita huerta, en la que pasan algunas temporadas.
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