domingo, 10 de agosto de 2025

Juanito el del Pescao

 

                                              


                                                 Juanito “El del Pescao”

                Llegando ya “ancá” José Fito, se escucha una voz en grito: “… la caja con el caldillo, la papá y la morcilla te la mando con Juanito. Que sí, chacha, que pa ante de San Cristoba la tiene pahí ”. Y es que antes no se hablaba por teléfono. Se gritaba por teléfono. Daba igual que la puerta del locutorio de la casa del Teléfono estuviera cerrada, el nombre de Juanito siempre se escapaba a la calle, incluso a la Plaza: “Con Juanito va”; “Juanito te lo lleva”; “Cuando vaya Juanito”; “Este mes va Juanito pa Amorebieta” “Juanito no tiene viaje…” “Me lo mandas con Juanito”…

            La casa del Teléfono hacía funciones de centro de comunicaciones. Esencial para Juanito los días que no había pescado:

    Cucha, Maricarmen, ¿Tú sabes si Juanito va pa Tarragona esta semanaaaaa?— a la encogida de hombros de la telefonista —ponme entonce con él, a vé si se me va a escapá— dijo Petra la Recovera con ansiedad.

            Maricarmen se colocó en la oreja el auricular del lado del micro, y después de introducir en el panel de la centralita dos clavijas y adelantar el interruptor,  giró con decisión rutinaria la manivela:

 —¿Almendrá. Almendráááá? … Ponme con Juanito. Tiene una llamada.— Después de unos segundos— Ya puedes pasá al locutorio, Petri, que está Juanito al aparato— ¿Juan? Cucha, ¿Tú cuándo vas pa Buenavista?

       -- ...

    -- Uff, qué tarde, chacho. Le tengo que mandá unos cotubillos a mi cuñá Josefa, y cusodecite como van a llegá de rancio pa ese día. En fin, si no queda otra… Pero no me vaya a dejá tirá, que eres tú mubandido, gachó. Que aquella gente lo´ está esperando como agua de mayo.

 

               Pero ¿Quién era este Juanito que nombraban siempre entre garbanzos y presa? ¿Un matachín? ¿Un cocinero, acaso? Nada de eso. Juan Pardo Verdasco era un mensajero de Almendral. Un “Amazonprime” de los tiempos del carburo, maletas de cartón-piedra y furgoneta de baca grande. Heredero de los antiguos arrieros que con sus acémilas recorrían leguas repartiendo ansiadas vituallas.

                Pregúntenles ustedes a los dos tercios de Nogales que se fueron a Bonavista, Tarragona, Torreforta, Amorebieta, Bermeo… Pregúntenles, digo, por Juanito El del Pescao. Les dirán que Juan era la fibra óptica que les mantenía conectados con su añorado pueblo. Y es que El del Pescao fue también emigrante. Un emigrante “in itinere”, en el camino. El que más veces se fue, y el que otras tantas volvió. Siempre cargado de alegrías y pesares, los menos, que llevar a los unos de los otros, y viceversa.

                Como tantos que emigraron, Juanito ha sido un auténtico emprendedor, que dicen ahora. Un hombre con inteligencia emocional. Con visión de negocio. A diario, era vendedor de pescado en su motocarro descapotable azul. —¡¡¡Sardinas de Estepona, Bogas, besugos, boquerones!!!— pregonaba. Y aprovechando fiestas y fines de semana, hacía con su DKW viajes de larga distancia (Madrid, Tarragona, Bilbao) con viajeros y paquetería de productos variados. Las galletas SIRO. Con cuántas cajas cúbicas, atadas con cuerdas de “bacá”, habrás traficado, Juan…

                Juanito, de Almendral sí, pero muy de Nogales, también. Sobre todo, desde que, en la verbena de un día de San Cristóbal, pescó a Manola. La mayor de señó Eugenio Tomé y Teresa Morejón, la de los Bonales. Emigrantes todos. Tuvo que ser precisamente el día del Bendito Patrono, del pueblo y de los transportistas.

                Me vienen a la cabeza aquellas procesiones organizadas por Don Andrés, en las que se le daba a Cristóbal un paseo hasta Almendral, montado en el isocarro de Juanito, adornado con palmas y flores—no faltaban macetas— entre los vítores y cánticos de sus devotos hermanos, motorizados todos en furgonetas, tractores, motocicletas y otros vehículos particulares y de alquiler, del reducido parque automovilístico del pueblo.

               Desde entonces, y hasta que se ha podido, la familia al completo no ha faltado a la misa del Santo en su día grande. Y ahí siguen, “tirando del carro” En Almendral. Muy cerquita de Nogales, y con el cuentakilómetros de la DKW “dao” varias vueltas.

                Vaya este recuerdo de los migrantes de Nogales para Juan Pardo y familia. Y como no podía ser de otra forma,

                                          ¡¡¡ SE   LO   MANDAMOS   CON   JUANITO !!!

                                                                                                                        Carmelo Ramírez Lozano

                                                                                                                                    Blogales