sábado, 1 de febrero de 2014

Un poco de LUZ

        La pantalla del portátil se me hace como un retrovisor. Una bola de cristal plana que me ayuda a mirar el pasado. No me ocurre lo mismo cuando escribo en papel. Bendito invento.
No sé como hemos podido vivir así, en esta absoluta oscuridad. Mirando atrás, con lo que he aprendido en estos últimos años, no puedo hacerme a la idea de cómo hemos sido capaces de vivir así; sin saber nada de lo que este cabezo esconde. Tampoco puedo comprender cómo la tradición oral no nos lo ha hecho llegar; se ha debido de romper la comunicación entre las ramas y las raíces en algún momento. Se me ocurre, sin pensarlo mucho, que pudiera haber sido en esa maldita brecha del 36 al 39. Aunque demasiado fácil parece esta explicación, pero puede ser...


Aquí nadie sabe nada del Ducado, de cómo el duque o la duquesa vendieron Los Entrines, Santa Justa y otras muchas "de sus propiedades". Aquí nadie se ha preocupado de averiguar qué pasó con "La Desa", con "el Egido"; de qué hace ahí encima un castillo (de chico pensaba que lo habían hecho en la Guerra...). Esa ermita de Santa Justa y Rufina, el Granero, la Cárcel, la Cruz del Calvario, la Fuente Grande, Los Huertos, el Puente Viejo, las ermitas de San Juan y de las Santas en el campo, las huertas, los 5 molinos.... ¡Qué sé yo...! 

¿Cómo hemos podido vivir así?. Muchos hemos estudiado. Algunos incluso historia. Y no nos han contado nada, ni nos hemos preocupado la gran mayoría por investigarlo. El castillo ha vuelto a manos del Duque y nadie sabe como ha sido; los escudos de la cárcel y del granero se han cambiado de sitio, ese cable pasando por encima de los blasones, la fuente vieja ya ni se sabe si es vieja... Pero ¿Esto qué es ? ¿Por qué nos está pasando esto?



Sinceramente creo que todo es producto de nuestra ignorancia (comparable a la que tiene el que puso el cable), de esa falta de luz, de esa rotura de la "traditio" que decían los romanos. En algún momento, como he dicho, la generación que debía haber pasado el mensaje a la siguiente cerró la boca bien por miedo, bien por intereses de no se sabe qué naturaleza, o bien por las dos cosas. La cadena se rompió y caímos en el limbo de la incultura, teniendo que tomar modelos ajenos; inventarnos nuestra propia historia como unos nacionalistas pueblerinos cualesquiera. Cuando no tenemos necesidad de inventarnos nada. Está ahí abajo. Solo tenemos que entrar y sacarlo.


¿Cómo han podido "crecer" estos Nogales sin sanearse sus raíces?. Ya sabemos lo que hay debajo, mucha piedra. Pero las raíces tienen que estar ahí también.


Como hizo "Migué el Zapo", vamos a coger un escardillo, o un pico si hace falta, y vamos a ver como están esos rizomas nogaleros. 

Sé que hay gente que aún  tiene miedo. Eso es lo que hemos heredado. Esa es la única tradición que no se ha roto, el miedo. Pero no un miedo cualquiera, sino un terror insuperable a lo pasado que a lo mejor ni pasó, esto es, el miedo por ignorancia. Volvemos a lo mismo.


Yo también tuve miedo, pero ya no. He encendido un "carburadó" y he metido la cabeza debajo del cabezo. He entrado por la "cinterna" del Castillo y esta vez no he visto las suelas retorcidas de los "borceguiles" y sandalias que hacía Tanquino, ni latas de pintura "jerumbrosas", ni he olido a perros muertos, ni a zarria. Al contrario, intuyo que lo que voy a encontrar es ese becerro de oro del que se habla que hay en todos los pueblos. En el nuestro estoy seguro de que existe; está ahí, le he visto el rabo, y le tengo que ver algún día sus cuernos relucientes. Lo vamos a sacar entre todos, y el bicho nos contará cosas. Tiene el disco duro a tope. Por cierto, en las paredes de la "cinterna", auténticos lienzos de grafiteros locales, estaban escritos con humo de cirios los nombres de algunos que han querido ver. Entre ellos se puede reconocer claramente la "Z" del Zapo, y otros como Cuarterón, Manolo Gil y Carlos Marín. La próxima vez que entre quiero escribir el mío, yo también quiero saber.



¿Te apuntas? Pues ve comprando los cirios, el túnel es largo hasta Monsalud.

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