viernes, 18 de julio de 2014

El Cementerio I


EL CEMENTERIO


          Vaya por delante mi respeto a este lugar en el que descansan la mayor parte, con diferencia, de los nogaleños y nogaleñas que en el mundo hemos sido, y posiblemente también sea el sitio en el que pensamos para cuando dejemos de vivir abajo. Porque en Nogales, a morirse se le llama "ir parriba". Debe ser que para los de aquí no existe Infierno. Al final, todos vamos para arriba, los malos y los buenos y los mediopensionistas, que de todo habrá.

Debe ser por eso que es la parte del pueblo mejor cuidada. Con mayor densidad forestal, con los apartamentos mas blanqueados, con las mejores vistas, con bancos para sentarse a la sombra y con la menor contaminación acústica de todo el término. Y es que todo el que llega se queda. Incluso sin ser del pueblo. No sé si será que el movimiento "okupa" se está extendiendo hasta en la otra vida. De todas formas, todavía vamos cabiendo, ya si eso..., pues ya veremos.

Pero, y en la linea de lo que tenemos entre manos, más de uno y más de dos, como yo, se habrá hecho alguna vez las preguntas de cómo, cuándo, porqué y por quiénes se hizo este barrio tan peculiar de Nogales. Y porqué ahí y no en otro sitio más abajo, como en la mayoría de los pueblos.

Un poco de historia, muy poco. Desde siempre la humanidad mayoritariamente ha enterrado o quemado a sus muertos. Normalmente se enterraban fuera de la población y de forma colectiva. Pero también siempre ha existido el culto a los muertos. Algo que está reñido con los problemas de salud a la hora de relacionarse con los mismos. La creencia de vida después de la vida ha sido otra constante en todas las religiones, lo que llevaba a intentar conservar los cadáveres de la mejor forma posible.

En el cristianismo ese interés por el culto a los muertos hacía que los enterramientos se produjeran cerca de los lugares de culto o dentro de la las propias iglesias o ermitas. Los periodos en que se llevaban a cabo enterramientos fuera o dentro se iban alternando según las creencias religiosas y en menor medida, como consecuencia de "modas" generadas como siempre, por razones sociales y de clase. Había momentos en que prohibían enterrarse en iglesias, otros en que se fomentaba, y otros en que enterrarse dentro era signo de poder social y económico. Solo la nobleza y el clero tenían este privilegio.

Pero a principios de siglo XVII, tras el Concilio de Trento, se refuerza la doctrina del Purgatorio. Toda alma antes de estar ante la presencia de Dios debe limpiar su manchas pecaminosas veniales en el Purgatorio, aunque ya iba camino del Cielo. Pero esa limpieza se debe hacer empezando en vida mediante misas e indulgencias (que vienen a ser como cupones que podemos ir sumando en vida para canjear por tiempo de estancia de menos en el Purgatorio cuando muramos), y después de muerto, nos pueden ayudar nuestros vivos por medio de misas y otros sufragios.


Por José Cuesta Casado
Esto llevó a que todo el mundo se quería enterrar en las iglesias, y así beneficiarse de los actos y sufragios que se hacían en ellas a menudo. Toda la economía de los fieles va hacia la consecución de indulgencias en vida y, mediante sus testamento, a asegurarse un número de misas que le ayuden a estar el menor tiempo posible penando en el Purgatorio. Así, en cada pueblo existía una "Colecturía de perpétuas" que venían a ser una sociedad (cofradía) hecha por todos para generar misas por todas las "Ánimas" del pueblo. Por lo que multitud de casas y tierras estaban gravadas con una parte de sus rentas para misas, que se anotaban detalladamente en un libro que llevaba la autoridad eclesiástica y a veces algún seglar.

Vamos ahora a Nogales. El primer documento que encuentro, de los pocos a que he tenido acceso, es el testamento del cura Juan Sánchez Delgado de 1.695, en el que manda se digan dos responsos, uno en la sepultura de sus padres "que está al lado del confesionario" y otro en la suya. He lo aquí:



En 1.779, en el testamento del Cura Don Pedro Macías Lozano, manda que lo entierren en la iglesia parroquial de San Christóbal, en el lugar que decidan sus albaceas. 

Tres años más tarde empieza un movimiento en España que viene de Europa, por el que el Rey Carlos III manda realizar estudios sobre como está el tema de los enterramientos en las poblaciones para empezar a implantar una serie de normas y concienciar a la población de la necesidad de hacer enterramientos alejados de las poblaciones por motivos principalmente de salud. Las sucesivas epidemias que se venían produciendo causaban infecciones encadenadas al enterrar en las iglesias a los muertos, que al ser tantos y sin las prevenciones necesarias hacían de las iglesias sitios donde el mal olor solo se podía mitigar un poco a golpe de incensario, y auténticos focos de transmisión de la enfermedad entre los que asistían a los oficios.


En 1791, en el interrogatorio para la Real Audiencia de Cáceres, encargado a Don Juan Antonio Ynguanzo, solo 22 pueblos habían iniciado algún tipo de actuación para hacer el cementerio fuera de la población. Y respecto a Nogales, se dice que ".... en este pueblo no hay zementerio ni medios para poderlo hacer...". Nos habla del principal problema de que no había dinero para hacerlo. 
En alguna orden real se mandaba que pusieran el dinero el Obispado y, en nuestro caso, el duque de Medinaceli. Por otra parte, la Iglesia era un tanto reticente a perder el "monopolio de los muertos", la gente pagaba por enterrarse dentro y dejaba mandadas unas misas por las que pagaba. Quizás éste fuera uno de los motivos por lo que se estableció el cementerio en donde está, cerca de la Iglesia. Es más interesante, detallado y clarificador lo que se dice en el Interrogatorio de la Torre:

decimo noveno: en esta villa no ay cementerio alguno y a consequencia de las ordenes genarales comunicadas se practicaron las competentes diligencias de reconocimiento de terreno y diseño de su costo y remitieron a la capital de este Partido, pero siendo as¡ que los que tengan sepultura propia en la parroquia se an de enterrar en ella y que estos son la mayor parte del pueblo, no llega a remediarse el daño que con dichos cementerios se iba a evitar, y caso de hacerse combendria el que se usase para todos de dicho cementerio, señalando en el sepulturas en propiedad a los que acreditasen con documento fehaciente corresponderle alguna o algunas en la parroquia, con lo que quedara esta libre enteramente de los bapores que suelen exalar los cuerpos muertos o al tiempo de abrirse las sepulturas, aun quando esten vien consumidos los cadaberes que anteriormente se an enterrado en ellas.



Se aprecia la reticencia que tendría la gente a dejarse de enterrar en la iglesia. 

Y seguimos con Nogales:


En 1822, Don Cayetano Lozano Torres, cura sobrino de Don Pedro M. Lozano, en su testamento, ya dice que lo entierren "... en el cementerio de esta dicha villa,....". En un primer momento y quizás hasta pasada la mitad del XIX, los enterramientos se hacían en la tierra. En el suelo, como cuando se hacían en la Iglesia. Los nichos más antiguos que hay ahora mismo en nuestro cementerio datan de 1870, lo que no quita que los hubiera de fecha anterior y hayan desaparecido. Es curioso que hasta hace muy poco, había nichos construidos en paralelo a la vertical de la muralla, posiblemente fueran de los más antiguos y que tendríamos que haber conservado aunque no fueran nada prácticos. Estos nichos quizás sean muestra del desorden que debía reinar en los primeros momentos en que se empezaron a hacer. Seguro que su estética era muy diferente. 

Rodaje de Las Pantarujas
Luego, muy posiblemente la creación de nuestro cementerio se pudo producir hace ahora 200 años, una vez terminada la guerra de la Independencia. Vamos, un poco después de la Batalla de la Albuera. Así que un buen modo de celebrar el bicentenario ha sido el estreno de la película que han rodado en él, Las Pantarujas, que trata del tema del Purgatorio.

Nota: El 26 de octubre de 2017, hemos podido comprobar que el cementerio se inauguró en mayo de 1.821, como se recoge en la entrada que se publica en este blog el 31 de octubre del mismo año.

El cementerio está construído en el cercadito de 3 ó 4 celemines del que gozaba el alcayde del castillo. Al que solo le quedó "un cachino pa forraje pa sus cabras".


Desde el cementerio de niños no bautizados.
Al que llamábamos El Limbo. ¡Qué barbaridad!
En 1849 En el diccionario Geográfico de Madoz, se nos dice que  "á su inmediacion está el Cementerio que en nada perjudica á la salud,". 
Curioso esa apreciación última. Da la sensación de que incumplía claramente lo mandado por la Ley de que estuvieran alejados de las poblaciones, pero en el caso de Nogales, al estar en lo alto del cabezo, estaba bien aireado por lo que no perjudicaba la salud de la población.



Pero la cosa no queda aquí, antes de 1.929 surge la necesidad de trasladar el cementerio a las afueras y hacer un cementerio civil que dependiera del Ayuntamiento, y así se intentó. Se eligió un sitio, en el Cordé, al lado de la carretera de Salvaleón. Se encargaron los planos, se hicieron los cimientos, pero al parecer, como también ha pasado siempre que ha salido el tema, la gente no está por la labor de mover a sus muertos 



      
  Periódico de 14 de noviembre de 1929










No sé si debería de estar donde está. Habrá siempre argumentos  en contra y a favor. Si es por necesidad, creo que cabemos unos cuantos más todavía. Pero he visitado pueblos que mantienen los dos. El antiguo, muy bonito y muy turístico en el castillo, y el nuevo fuera, mucho más funcional para todo. No hay porqué derribar el viejo. Eso sí, habría que sanearlo un poco de arbolado, si no queremos que se nos vaya barreras abajo, chacho.




CURIOSIDADES.

No tiene nombre, que yo sepa. Veo por ahí que algunos se llamán de San José, de San Ildefonso, de San Agustín. El nuestro, nada, "cementerio" a secas.


Y la otra curiosidad es que solo hay un panteón familiar, el de los Bernáldez Grinda, reformado en 1921, poco antes de morir Don José. No somos la gente de Nogales muy dados a gastarnos mucho en nuestra "mansión eterna" Esta austeridad creo que es una virtud en este mundo de horteras del "Sálvame" en el que vivimos. Todavía habrá gente que piense que desde allí va a estar viendo Santa Justa toda la eternidad. Un paisaje, por cierto, que seguro ha quedado "mu jarto" de ver en vida....

Y podríamos añadir aún otra cosa sobre la que pensar: cuando se moría alguno de Los Entrines ¿Lo traían a Nogales a enterrar? Hay unos cuantos kilómetros. No lo sé con seguridad, solo he encontrado lo que a continuación os pongo: "...Suárez Zarallo (II: 127) recoge un topónimo solo registrado oralmente (el c.º de los Muertos), más conocido por la Trocha, que unía Entrín Bajo con Corte de Peleas (BA): dado que el primer lugar carecía de cementerio, se trasladaba en carro a los difuntos para darles sepultura en Corte"


¡Requiescant In Pace!


Cementerio II





Veletas Naturales



Siempre hacia el Cielo



El Principio