lunes, 26 de mayo de 2014

Los Civiles (actualizado)



De Augusto Ferrer Dalmau. 1900

De cuándo llegaron y cuándo se fueron.


Los robos en el campo venían siendo una constante ya desde el siglo XIX, en una España en crisis colonial y general. Centrándonos en Nogales, el que no era propietario lo tenía muy difícil. 

A principios del XX, la situación de la propiedad agraria era la siguiente:
  •     Dehesa de La Jarilla: en 1837, por la desamortización, pasa de manos de la Iglesia a los Romero de Tejada.
  •     Dehesa de El novillero: en 1885, por la desamortización, el Estado la saca a subasta y pasa a propiedad privada la finca del pueblo, de la que la gente recogía leña, bellota y podían llevar sus guarrillos.
  •     Dehesa de Los Entrines, a la muerte del duque, en 1873, después de un juicio con los arrendatarios,  la duquesa la vende a una sociedad formada por tres personas de la Torre, sobre 1.885.
  •     El Egido (Cerca de la Marquesa), era del Ayuntamiento, pero la arrendaba para tener algo de dinero después de perder "La Desa".
  •     Dehesa de Santa Justa. Tras la muerte de la Duquesa en 1.903 y el pleito de los herederos contra todos los del pueblo que la labraban, se queda con ella una sociedad formada por 60 personas. Después de varios pleitos más entre miembros de la sociedad, la parte principal, unas 1.600 fanegas, las escrituran finalmente 10 familias.
  •    Las Huertas y huertos están en manos de sus propietarios o arrendatarios.

Conclusión: el paso a manos privadas del 90% de la propiedad, unido a la falta de jornales, provoca que la gente se tenga que buscar la vida para comer, dicho literalmente.
      Son muchos los casos de robos de bellotas que aparecían en los periódicos. A título de ejemplo valga éste de 1.905 que además está redactado con una "mijina" de ironía y claro afán de demostrar los conocimientos jurídicos que sin duda tenía el redactor.

Por lo que hacía ya tiempo, desde que se perdió La Desa, que los propietarios venían pidiendo más vigilancia oficial, aparte de los guardas particulares que no daban a basto (varias son las muertes de estos por disparos)

Alrededor del año 15, siendo alcalde D. Miguel Ramírez Bernáldez y asesorado siempre por el secretario del Ayuntamiento, Fernando Vera, realizan las gestiones oportunas poniéndose en contacto con el diputado en Cortes por el distrito de Almendralejo D. Manuel Pidal, Conde de Valderrey, casado con una Toro Sánchez Arjona, de Villafranca. Éste personaje, llamado “El advenedizo” porque era de Madrid “parriba”, pertenecía al partido conservador, igual que D. Eduardo Dato Iradier, a quien recurre para que eleve la súplica al ministro de la Gobernación (Interior) en un momento en que Dato era un simple diputado, antes de volver a ser Presidente del Gobierno en el 17. Y esta carta es la respuesta del ministro,  D.Joaquín Ruiz Jiménez (padre del que en la Transición fue el primer Defensor del Pueblo) a Don Eduardo, diciéndole que ya ha enviado efectivos a Badajoz.

Esta carta, que tenemos la suerte de guardar en nuestro archivo particular, es remitida por Don Eduardo Dato o por el de Valderrey a Nogales (cosa que les honra) cuando ya era alcalde el cuñado de Miguel, D. Carmelo Lozano Domínguez (mi abuelo materno).



       Como las cosas de palacio van despacio, intuyo que Don Fernando Vera, acuciado por las reclamas del pueblo, hablaría con el periódico “Nuevo Diario” y dejaría caer que la cosa se estaba demorando. El diario lo publica como una queja y arremetiendo contra el político conservador. Cuando sale la noticia, don Fernando se da cuenta de que su imprudencia puede echar por tierra lo que se está haciendo en Madrid y envía sus disculpas en una carta al Marqués de Valderrey, pasando una copia al “Correo de la mañana”, diario más conservador, para que la publique atacando al otro diario por publicar falsedades:


              El término "Albarranistas" viene del diputado por Badajoz Arcadio Albarrán y García Marqués.

               Fuera como fuere, parece que se concedió el Puesto, porque en los años siguientes se empezó una campaña para recaudar fondos entre los "mayores contribuyentes" (principalmente propietarios, me figuro) para las obras de la casa cuartel, que en un principio no estaría donde la hemos conocido. Es en 1923 cuando pasan a ocupar la casa que conocemos hoy como de la Cultura. Casa en la que había vivido hasta entonces Guillermo Torres Miño, viudo sin descendencia y último de una familia de ocho hermanos.

       Antigua casa cuartel. Casa actual de la Cultura. 


         He aquí un recibo del anticipo que da mi abuelo paterno Juan José Ramírez Torres para la susodicha:


          Como muestra de la eficiencia de los agentes del puesto, aquí tenéis esta breve reseña de prensa del año 1926:



           De cuándo se fueron, hemos encontrado esta referencia en las actas del Ayuntamiento






1 comentario:

Corambo dijo...

Documentación si precedentes para un pueblo ágrafo que sólo sabe de su pasado por habladurías. Sí señor.