domingo, 15 de febrero de 2015

Los molinos de dos piedras



El molino de Toro:


Se aprecia la presa que dirigía 
el agua hacia los cubos de presión

     Se localiza enfrente de la dehesa de Los Llanos. Al suroeste de la huerta del "Coroto". 
    Se conservan en buen estados las paredes de su presa en forma de "V".
los dos Cubos de presión
  Por su estructura y construcción, diría que es más antiguo que el del puente. Como éste y el del Medio, es también de dos piedras, 

      
       Se accede por la vereda del molino del mismo nombre, que sale al principio del camino de los Llanos. También se puede hacer por el camino de los Llanos, y cuando se llega a la Rivera, bajando un poco por su orilla derecha.

     Tiene una presa con calicanto unos 400 metros más arriba, de donde toma el agua. 
La Toma con su calicanto 
a unos 300 m
     
         Debe de llevar más de un siglo sin utilizarse.


Bóvedas derruidas
         Sus bóvedas están derruidas en su mayor parte, aunque se conserva la de la sala de molienda.


Sala de molienda








     No se aprecian ya las bocas de los dos cárcamos. Deben estar totalmente enterradas por las riadas de la rivera.

En cuanto a su historia, poco sabemos. 

En 1752 era de Juan Mangas, teniendoselo arrendado a Juan Sánchez Raso de Barcarrota. En los 100 años siguientes le perdemos la pista, hasta que a mediados del XIX, posiblemente, igual que los otros dos, se queda con él Don Juan José Bernáldez Domínguez. A finales de dichos siglo, el hijo de aquel, José Bernáldez Grinda, se lo vende a Ildefonso Torres Ramírez, heredándolo posteriormente(1945) de su madre,  Nicasio Torres Torres. Éste se lo vende a Andrea Bernáldez, y ésta a Juan Maldonado.



                  El Molino del Medio:


El último hallazgo. El 26 de febrero de 2017


Molino del medio. Se pueden apreciar
 las bocas de sus dos cárcavos







Respecto de éste tenemos alguna documentación.


Entrada del caz al
cubo de presión
Cubo de presión
Por 1.650 era propiedad de Alonso Pérez Carrasco, que debía vivir entre la Callita y calle de la Iglesia. Tenía tres hijas, y a las dos solteras (Clara e Isabel Pérez Román) les deja una serie de bienes entre los que estaban el huerto chico de la Fuente Grande, unas casas en la calle de la callita, otra en la de la iglesia (la integrada en el Ayuntamiento), la actual de Quintín, unos cuantos cercados y olivares y el molino "del medio". 
En 1734 las dos solteras hacen testamento, creando, a la muerte de la última, dos vínculos o fundaciones con la finalidad de que se les dijeran por sus almas una misa cada día de fiesta, teniendo que ser ésta después de misa mayor los meses de junio, julio y agosto (misas de postre que se llamaban).


        Los dos vínculos los dejaban a favor de sus dos sobrinos nietos Bartolomé Román Lozano y Pedro M. Lozano (cura), hijos de su sobrina María Gonzalez y de Juan Lozano Múñoz.
Como vemos en la tabla extraída del catastro de 1.752, el molino cae en el vínculo que le toca a mi antepasado Bartolomé, quien se lo tenía arrendado al porrinero Juan Guijarro.

A la muerte de Bartolomé lo hereda su hija María Leona (1.800), que casó con Juan Domínguez Morejón, a su hijo Juan (1.820), a su nieto Antonio Dguez Torres(médico), y a su biznieto Juan Antonio Dguez Aveo (médico 1.865), quien, al ejercer de médico en Valencia de las Torres, le vende todos los bienes a Juan José Bernáldez Domínguez, padre de Don Pepito el del Asilo. 


Solera de Molino de Mano o Romano
       Muchos os preguntaréis qué eran las tahonas o atahonas. Pues, cuando llegaba la época en que disminuía la corriente de la rivera, se utilizaba la tracción animal en molinos que había en algunas casas para mover la piedra, al estilo de los de aceite. También se utilizaba la fuerza humana con piedras más pequeñas. Solían tenerlas los molineros y panaderos. 

Hay multitud de estas piedras por casas y campos de Nogales 




El cura Don Pedro Lozano dice en su testamento, en 1779: "-  Ytem mando se le dé a mi hermano Juan Lozano, todo el mueble de la Atahona que tengo y es mia propia, que asi es mi voluntad.-------- "
Como se puede ver, también se le llamaba atahona a todos los elementos o pertrechos para hacer pan. Don Pedro, tenía Tahona ya en 1752, antes de quedarse con el molino del Puente, como ahora veremos. 

    Es curioso como el cura producía todo lo necesario para el mundo eclesiástico: la harina para hacer las obleas para comulgar, la cera para las velas (tenía 60 colmenas en la fuente la Tinaja) y el vino para las misas del pueblo y Rocamador (tenía viña por la huerta de los Álamos y bodega en casa) 


El molino del Puente o del Duque

Molino del Puente
Charco de los Palomares

Es el más conocido por todos. Un molino de dos piedras, con su "toma" en el llamado charco de los Palomares. Para la toma de agua tenía una presa (Calicanto) hecha de Cal y piedras, que formaba el charco donde nos bañabamos grandes y chicos hasta que se rompió el calicanto y pasamos al del Molino.


Charco del molino. 1973?


Pero vayamos a su historia:
Escritura de compra por Juan Lozano
 Muñoz en 1.759.  de 183 páginas

En primer lugar tengo que decir que, aparte de las referencias del archivo de la casa ducal de Medinaceli, la mayoría de la información la he extraído del expediente del Patronato de Legos de Don Pedro Lozano encontrado en casa de los Salas Jarones. Más concretamente de la escritura de compra del molino por su hermano Juan Lozano Muñoz de 1.759 (de 183 pgs) y de la de venta a su hermano Pedro dos años después. Quizás os resulte un poco espeso, pero habrá gente a quien le interese:


      El molino, como todo, debió caer en manos del Conde de Feria a mediados del siglo XV, cuando Nogales se refunda en lo alto del cabezo.  Aunque no tenemos noticias de él hasta 1.516, cuando el III Conde de Feria, Lorenzo Suarez de Figueroa, lo da a “zenso” a Hernand Álvarez, de Almendral, con una renta anual de 4.500 maravedíes, y a pagar 1.500 cada cuatrimestre. 
    Es en esta escritura en la que desaparece el monopolio de molienda que tenía el Duque por el que todo trigo sembrado en el termino tenía que molerse allí. A partir de enero de 1517, cada nogaleño puede moler su trigo en el molino que quiera. No hace referencia aún al puente, y lo deslinda de otro molino por la parte de abajo que le llaman de Juan Pérez (molino Pilón?) 
El molino por el puente
       Este contrato, un arrendamiento perpetuo (censo enfitéutico), contiene una serie de clausulas muy curiosas:

  • No se puede vender a “persona poderosa, ni otra religión, ni iglesia, ni monasterio, ni hospitales, ni consejo, ni cabildo, solo a persona llana y abonada”. No podía caer en manos muertas, aunque solía ser lo habitual.
  • Si se iba a enajenar había que comunicárselo antes al Conde 60 días antes. Quien tenía el derecho de tanteo (a quedárselo por el mismo precio).
  • Si no se pagaban las rentas en dos años consecutivos, se rompía el contrato, y se habría de Vender en pública almoneda (subasta) a voz de pregonero rematador. Como más adelante vamos a ver.
        En unas escrituras de Reconocimiento de 1.598 ante el Alcalde de Nogales Jorge Mejia, se presenta el Bachiller Hernando Gil de Isla, vecino de Almendral, y pide que se le reconozca como propietario, pues “Isabel González de Almendral, hija y heredera de Juan Gómez, difunto, le vendió el molino al sitio de la Puente, que se dice del Duque, con carga de 12 ducados” (4.500 mrs). Como testigos, aparte del alcalde, están Gaspar González, Juan Pavón y Francisco Pérez, de Nogales los tres.

Vista aérea del molino, puente y charco
        Sobre 1.610, el molino pasa a Pedro Bazán, también de Almendral y casado con Leonor Cordero de Feria. Ésta, en su testamento, manda que se sigan diciendo 62 misas por su marido y otras 62 por ella al año a perpetuidad. Aunque posteriormente rectifica el testamento para mandar que las 124 misas se digan por su intención (mal debió de terminar la cosa con el Pedro).  El importe de las misas queda cargado a las rentas de una serie de tierras del término de la Torre (2 viñas, un olivar y una tierra). Por otra parte, las casas y el molino se los deja a una sobrina, Juana Sánchez. Con el mandato de que a la muerte de esta última, se debe crear una fundación (Obra Pía) para repartir las rentas del molino y de las casas entre sus parientes más pobres de Feria, por parte de su padre, Bartolomé Pérez Lovato.


          Debemos suponer, por la apertura de los libros de la Obra, que la sobrina o alguno de sus descendientes murieron sobre 1.690, constituyéndose la Fundación en 1.697.

           Durante el papado de Benedicto XIV, en 1749, viendo el Duque que no se pagaban los 12 ducados (ó 4.500 mrs ó 132 rrs), se inicia el pleito para que la obra le pague los 26 años de renta que le debía y se pueda sacar el molino a pública subasta.

       Resulta extraño que en 26 años no se le hubieran reclamado las rentas. Por lo que intuyo que Don Pedro Macías Lozano, presente en la sombra en todo el procedimiento judicial, es el que “levanta la liebre” para quedarse con él. Lo que finalmente consigue.

      El Catastro del Marqués de la Ensenada de 1.752, nos da una imagen de la situación de los molinos en aquella época. En este cuadro la tenéis resumida. Se puede ver como el molino del Puente estaba en manos de la Obra pía de Leonor y tenía como arrendatario a Manuel Rubio.

La molienda en 1.752
El pleito dura 10 años y pasa por multitud de instancias (tribunales eclesiásticos, por supuesto) con muchísimos recursos interpuestos por ambas partes y con decisiones de los jueces un tanto absurdas para que la Obra Pía siguiera en poder del molino en consideración a su supuesto fin benéfico (sobre todo para el Clero).

         La primera decisión del obispado en 1.750, es no hacer caso a las pretensiones del Duque pues había sido un olvido del cura administrador de la Obra el no pagar esos 26 años. Manda que se paguen de lo que tiene en la caja la Obra. El Duque vuelve a recurrir, pero el nuevo tribunal le dice en 1.753 que no tiene razón cuando alega que la Obra ha enajenado el molino sin su consentimiento. Cosa que la Contaduría del Duque nunca alegó en el recurso.

     En 1.756, el Duque apela a Madrid, al Nuncio de su Santidad. El Tribunal pide las escrituras de la Fundación y los libros de cuenta, y le da la razón al Duque  el 3 de octubre de 1.757.
El Puente del Molino

     A continuación, las partes se enzarzan en la valoración del molino y de las mejoras que se le habían hecho, para sacarlo a subasta. Y por otra parte, el Duque pide la condena en costas de su contraria.

          El proceso de la subasta también es largo (desde febrero a julio del 58) y con muchas trabas por parte del cura D. Diego Becerra Baena, administrador de la Fundación, alegando a cada paso defectos de forma.

Convento de "Fínibus Terrae" Almendral
       El único postor desde siempre fue Juan Lozano Muñoz, quien en enero de 1.759, junto a sus hermanos y el cura Campanón, van a depositar los 4.400 reales, en que quedó rematada la subasta, al convento de “Finibus Terrae” de Almendral, ante las monjas reunidas todas al efecto. (Vienen los nombres de las mismas, por si alguien…)




      Las escrituras las redactan al día siguiente en Nogales, el 12 de enero. Como testigos: Lorenzo Martín, Alonso Baca y Agustín Cansado Calderón. Escribano (vecino de Nogales) Alonso Cansado Guerrero.



Escritura de venta de Juan a Pedro

         En Junio de 1761, Juan Lozano y su esposa Cathalina Gómez de Ponce se lo venden al hermano del primero, el Cura y notario eclesiástico Don Pedro M. Lozano, por los mismos 4.400 reales de vellón. Juan fue pues un claro testaferro de Pedro, que por su condición de cura no podía comprarlo. Siendo testigos Fco de Thorres y Fonseca, Agustín Cansado y Antonio Hernández.

Del testamento de Don Pedro M. Lozano

       En esta época estaba como arrendatario el molinero Manuel Rubio, que vivía en la casa de la esquina de la calle de la Callita con la de la Iglesia (casa del Pelao).

         A la muerte de Don Pedro en 1780, pasa a manos de su fundación (Patronato de Legos), y a ser administrado por su sobrino, el cura Juan Carlos Guisado Lozano. Parte de las rentas del molino, de otras tierras y casa iban destinadas a pagar misas por la salvación de su alma mientras morara en el Purgatorio. Suponemos que por 1.830 pasó a su sobrino nieto Toribio Mexias de Salas o a su hija Mª Dolores (abuela de la abuela de Juan Manuel Salas).

      Otra posibilidad, es que con la primera Desamortización (sobre 1.840), al ser propiedad del Patronato de Legos que fundara don Pedro Lozano, saliera a subasta y Don Juan José Bernáldez Domínguez se quedara con él, como ocurrió con la ermita de Santajusta.

       El caso es que en 1.890 viene de Barcarrota Juan Cuenda Nieto (abuelo de Pura Cuenda) y arrienda el molino, comprándolo en 1896. A su muerte lo hereda su hijo Servando Cuenda Vázquez.

        El 4 de octubre de 1956 se lo compra Manuel Fdez Ladera, vecino de Burguillos (siempre se dijo que era de Feria) , por 6.500 ptas. Era soltero y sordo, según cuentan. El contrato se hace de forma verbal. En el expediente de dominio instado por éste para venderlo, aparece el censo de 33 ptas (132 reales ó 12 ducados ó 4.500 maravedies) y que en aquellos momentos habría de pagarlo a Doña Mª del Carmen Fernández de Córdoba y Pérez de Barrada, condesa de Valdegama, por la herencia de su padre desde 1.886. Dicha señora no apareció para alegar nada. (Según he descubierto, ya había muerto en 1949).

Es en este momento, cuando considero que se adquiere el pleno dominio del molino, por el sordo y lo vende libre de cargas. El censo desaparece.
Del expediente de dominio para probar la propiedad
 del sordo en la venta al padre de Perico

       El 10 de diciembre de 1968, el padre de Perico “Latero”, Juan Sánchez López (señó Ánge) se lo compra al anterior por las mismas 6.500 ptas que le costó???. Son testigos del contrato privado, Manuel Fernández Ávila (el Tiri) y Victoriano Domínguez Gil.
1.956

Posdata: Los Lozano eran tres hermanos y una hermana. Bartolomé (molino del medio y antepasado de todos los Lozano actuales), Don Pedro (El cura que mandó hacer las dos capillas de la iglesia, y le compra a su otro hermano el molino del puente) y Juan Lozano Muñoz (Hace de testaferro de Pedro en la subasta del molino)

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