El Retablo Mayor. Por 1680. Unos dicen que el contructor fue Juan de Vargas, otros, como Hdez Nieves, que lo labró Martínez de Vargas. Pero el pintor parece que fue Tomás Rodríguez
LA PARROQUIAL DE SAN CHRISTÓBAL
Cuando el joven Pedro Lozano ingresó en el seminario de Badajoz, allá por 1.725, quedó impresionado por la grandiosidad de la Catedral. Desde entonces se le metió debajo del bonete que la iglesia de su pueblo se había quedado atrás. Había que ir con los tiempos. Lo que suponía que había que darle forma de cruz. Y que obra tan bella no podía ser hecha por otra persona que no fuera él.
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Antes de 1.780 |
Por eso, cuando en 1.738 el señor
obispo le nombró mayordomo de la iglesia de San Cristóbal, la tarea para la que
creía estar llamado empezaba a dejar de ser un sueño. Todos los días, cuando
desde su casa en la calle de la Iglesia se iba acercando al ábside, se detenía
un momento en el cruce con la del Castillo e ingeniaba por dónde podrían salir
los brazos del “patibulum” para formar la cruz. Si en el primer tramo desde el
ábside, nada, estaba la sacristía. Si en el siguiente, tampoco, había que tirar
el arco de entrada al castillo. Más atrás, imposible, estaba la puerta del Sol.
Tenemos que pensar que el último tramo, que ahora ocupa en su parte alta el
coro, no existía.
Decididamente, las dimensiones
del templo no eran las más idóneas, y con unas capillas en el mismo centro
nunca tendría forma de cruz latina. Solución,
añadir un tramo o dos más a los pies para alargar su planta longitudinalmente. (La reproducción de 1.750 no parece ser todo lo fidedigna que deseáramos)
Manos a la
obra. No sabía Don Pedro si le alcanzarían los cuartos con que contaba la
parroquia; pero sumándole algo del rico caudal que poseía la Colecturía de Ánimas,
seguro que llegaba.
Por el año
1.760 y tantos se comenzó la obra, desplazándose su portada flamígero-tardía hasta
donde en la actualidad la vemos. En la inscripción, ilegible hoy, que se
encuentra bajo la ventana, debíose leer en otro tiempo autores y fechas. Algún
día conseguiremos descifrarla. Difícil acceso tenemos hoy a nuestros archivos
parroquiales. Mirad en la foto que bien se nota en la pared lo añadido.
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Viendo el padre Lozano que no le
iba a llegar el dinero, pues las dos salían por más de 10.300 reales de vellón,
y queriendo ver terminada su obra para mayor gloria de su alma, adelantó de su
bolsillo unos 5.000 rrs. Dinero que, según dice en su testamento, la fábrica de la iglesia “le debe”.
Suponemos que la obra se terminó
en fecha muy cercana a la muerte de Don Pedro en 1.779, después de haber
sufrido, como todas, algún que otro parón; pues la termina un maestro alarife
distinto al que la empezó. De esa misma época es el ardiente cuadro grande de
las Ánimas del Purgatorio y posiblemente el órgano que desapareció en los años
60.
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La Chapuza |